jueves, 20 de diciembre de 2007

me pasa a mi

Llego del supermercado y ni bien entro al edificio veo que alguien tiró entre un montón de basura, un nylon especial que me serviría para aislar mi ventana. Estoy viendo que tan grande es el nylon cuando en eso se abre la puerta y entra una mujer rubia y alta que me pregunta si hay conserje en este edificio. Yo casi digo que “no” teniendo la imagen de Pedro, el viejo hinchapelotas de abajo. Le digo “más o menos”, acercándome un poco y dejando las porquerías que tenia en la mano. Estaba con la mochila puesta y una bolsa con cosas que compré en el Castorama. Se abre otra vez la puerta y ahora es Pedro en persona quien entra a la escena. “Si… ¿qué pasa?” La mujer se excusa (la mujer es bellísima) y dice que quería saber si el departamento vacio del quinto piso (vivo en el quinto) está a la izq o a la derecha. Pedro y yo respondemos al unísono “izquierda”. Pero el viejo español aclara: “Ya está alquilado” A mi se me cayó la bolsa del supermercado y me olvidé del asunto del nylon. La mujer arremete: “Sí, sí, YO lo alquilé”. Ahí se me cayó hasta la mochilita y la mandíbula inferior que recibió con estrépito el piso frio. Pedro (nunca lo vi tan sonriente) dudó tanto que la mujer (creo que debe ser presentadora de la RAI) admitió un parentesco con el propietario del edificio. Ahí mismo hilvané los cabos “debe ser la puta de lujo del viejo miserable aquel” y preferí quedarme con una segunda opinión mucho más esperanzadora “ya se aburrió del dinero y ahora solo quiere amar y vivir bohemiamente en Montmartre, tocar el piano y mirar a la lluvia por la ventana que da al Moulin de la Galette”. Por primera vez subí los cinco pisos (sin ascensor) sin padecerlo. Estaba entrando a mi frio hábitat cuando vi la puerta entreabierta del baño (lo tengo en el corredor) y maquinalmente la cerré. Ahí caí: que una lady así tenga que decir “occupé” cuando el vecino golpea la puerta para mear… ¡Mañana mismo vuelvo al Castorama y compro un candado!

miércoles, 12 de diciembre de 2007

D...e..s.fragmentar

(Blog)
¿Qué es desfragmentar el disco duro? Desfragmentar es comprimir los espacios que han quedado inutilizables entre una información y otra. Pregunta: ¿Podremos hacer esto mismo con nuestra memoria?

Casos: Olga (de Caballito) “Mi hijo murió en el parto y desde entonces no paro de llorar… pero cuando comprendí que los más importante no era se madre, me hice apicultora. Después planté un manzano (que no da manzanos ) y ahí entendí la metáfora. En una balanza de llantos. Ahora ocupo ese espacio con telas y pinturas y lo que era el cuarto destinado a mi primer hijo es un atelier y lo que era llorar como una loca es plantar, pintar, hacer miel… Eso si, lloro si Jorge no llega para la cena y me dice que se quedaron viendo el partido…”
Consejo: Hay que estar siempre alerta para el clean-disc.
Post-Data (caso aislado): Un tal Pablo conoció una chica en un bar y esa chica (interesante, hermosa, etc) le dijo intempestivamente que la iban a matar y desapareció de la escena. ¿Pablo debe formatear todo, o sólo las partes de un futuro e inconsciente rastrillaje del barrio?
Por la tarde, llegaron comentarios. Niko “Esperar es morir atrás. Mejor comprate un tarro de miel o seguí con la dieta de manzanas". Que-vedo: "Desfragmentar, es lo ideal, pero es muy difícil, sacando que se relativice todo de una manera que nada sea más fuerte que el hecho de estar vivo. Che, el último caso es personal, ¿no? Ya tenés material para saturar al Word!! Saludos".

domingo, 9 de diciembre de 2007

Miguel Ballio (fragmento)

Miguel Ballio/ un glaner.

Un « Glaneur » es en Francia el que recupera cosas por las calles para llevarlas hasta su casa.

Miguel Ballio tenía treinta y tantos, había abordado el avión a Paris lleno de miedo, con la excusa de hacer una tesis literaria sobre los viajeros europeos del siglo diecinueve por América del Sur. Era profesor de geografía pero apenas si habia conocido algún que otro lugar a parte de su ciudad natal, La Plata, ciudad de diagonales, mujeres hermosas y burócratas. Y como todos, nunca había encontrado los verdaderos motivos que lo habian autoexilado.
Como Miguel Ballio, yo también era profesor particular de español, oficio que me reportaba la mitad de mis ingresos. Fue el mismo Miguel quien me habia propuesto dar clases como él en un instituto que formaba el personal de Air France. Pero como todavía no habia hecho mi casamiento blanco, no ostentaba el status pertinente para dicho menester. Los papeles, los papeles. Nada más empezar el día y sentir que se lanzaba un dardo envenenado contra ese blanco en movimiento.
Miguel Ballio vivía en un departamento diminuto (por supuesto), entre Montmartre y los Grandes Bulevares, en una ciudad que poco tiene ahora de todo lo testimoniado por nuestros próceres literarios. Bastaba dar un paso después de la puerta para sentirnos invadidos por la atmósfera de Miguel. Cierto olor a toallas húmedas o a encierro flotaba en los aires del solterón. El espacio se resumía a un baño y a un cuarto: habitación-cocina-comedor. Una cama, una pequeña biblioteca, un canapé y un escritorio con computadora adornaban el lugar. Su alimentación eran básicamente sardinas enlatadas, lentejas, una baguette, quesos camembert y pastas los domingos. En una de mis visitas le habia aconsejado poner en la calle el largo sillón que ocupaba tanto espacio. Era un canapé gastado que habia tirado un vecino suyo y desde hace anos lo tenia incrustado en su mundo. Juntos lo sacamos. Al principio me confesó que se sentía raro sin el canapé. Pero paulatinamente se fue redescubriendo en el nuevo espacio y debió reconocer el favorable cambio. También le presté la máquina cortapelo: Miguel tenía una calvicie prominente con larga coleta en la nuca. Se rapó y al poco tiempo hizo un viajecito: fue a Barcelona a visitar a una ex novia.
Para cuando me “casé”, ya habia perdido un poco el contacto con Miguel Ballio. Más que nunca tenía multitud de formularios a llenar, cuestionarios, ordenes con membrete, revisacion médica, y la mudanza. Porque al casarme con aquella chica, chica francesa que trabajaba conmigo en el restorante mexicano, debí mudarme a su pequeño departamento y ella, por suerte emigró a casa de su novio del momento, un buscavidas que vivía jugando a la playstation, tomando pastis y esperando un llamado para unirse a la fuerza policial. Nadie ajeno a mi mundo de delgada cuerda tambaleante, que sin barra que equlilibre alla en lo alto intentaba yo de franquear. O las piernas tiemblan o la cuerda se mueve, una de dos... Lo que fuere, nada me conformaba, nada escondía mi vértigo. Cómo olvidar la historia de aquel polaco que llego a la ciudad buscando a un pariente suyo, que apenas llegado a la Gare du Nord le robaron todo y que debio dormir en las calles y darse a la vodka para olvidar al frio y al tío.
Para las vacaciones de verano, momento en que yo trabajaba más que nunca, conocí a una chica argentina, cordobesa que hacia danzas árabes que no hizo mas que sacudir mi cuerda otro poco. Aleja me invito a su show una noche y alli reencontré a Miguel. Parecia más calvo y tenia los cristales de anteojitos redondos siempre sucios que limpiaba inútilmente contra el paño de su sobretodo. Estaba en eso mismo cuando lo descubrí del otro lado del salón, sentado en una mesita con vela, tomando un trago. Aleja estaba en el escenario del café girando con una cinta roja, piruetas que despertaron aplausos de entre los adormecidos espíritus presentes. El clásico aplauso acompasado, pac-plac-pac-plac, de los parisinos que tal vez por tener tantos conciertos y eventos a cuestas, no regalan sus cotizadas manos al albergue de quienes “pretenden” ser artistas. Aproveché en ese momento para acercarme a la mesa de Miguel. Miguel casi no me reconoce: “tenés el pelo tan largo, no hubiese pensado.... Sentáte”.
Claro que en realidad la sorpresa era verme por alli con mi whiscola en mano y una camisa blanca que me daba quizas, cierto aire agitanado, una formula repetida que supo convocar la mirada de una noreuropea.
-Me invito Aleja –le dije en un tono algo íntimo.
-Ah si, claro. A mi también. Qué bueno volver a verte –pronunció secamente. Miguel era taciturno, solitario a morir y el solo hecho de haberlo visto fuera de su casa me produjo una extraña impresión, quizás verguenza, como si el solo hecho de que el estuviera alli pudiera conferir a todo ése mundo exterior un tenor de banalidad insoportable. “¿En qué andas? –me preguntó después, escrutándome con sus ojitos.
-Conseguí los papeles, sigo con el restoran y hay algún que otro alumno de español...” –le respondí en un bombardeo de letras mientras Aleja movia anillos con su vientre. Y me acomodé bien en la silla preparándome para la segura segunda pregunta: explicarle como había conseguido efectivamente mis tan mentados papeles. Pero Miguel solo miro indiferente uno de sus cigarritos negros esos de humo horrible que solo él podia fumar y como un Arthur Miller en bancarrota, lo encendió con la cajita de fósforos que guardaba desde Argentina, que alguien le habia regalado en el aeropuerto justo antes de atravezar esa puerta invisible y atemporal, que separa continentes y afectos. “Qué bueno es éso, que por fin tengas los papeles –dijo después, entre dos bocanadas de humo. Aleja ya habia terminado y seguramente el estaba nervioso esperando que la cordobesa salga a saludar a sus invitados. Pensé en alguna respuesta vaga en caso de preguntarme como conocia a Aleja entonces yo le pregunté eso mismo. “Ah, Aleja, la conozco por una profesora de tango, la Negra Camino. Estudiaba francés con mi ex en la Sorbonne. ¿Y vos? –me lanzó por fin.
-Una vez fue a comer al restoran (eso era verdad) y nos hicimos bastante amigos. (no tan cierto) Aleja es increíble –dije, intentando concentrarme en algún rasgo de sus carácter que pudiera valer ese calificativo más que su culo y que su boca. Pero a veces soy tan expresivo que ya me noto sonriendo antes de llegar a sonreir y no tengo más que soltarle el rictus a la insaciable, escrutadora mirada de los otros. ¡Tomá! –pensé sonriendo como un hijo de puta, no lo puedo evitar y me causa una risita tan cinica que los otros sucumben ante tanto simpatico cinísmo. Y él también se reía, su risa despareja y jovial, familiar como en el patio de la abuela.
Miguel era así, un poco criado en un barrio entre comadres, la ausencia de un padre, una madre con problemas de soledad y tios dandys que lo llevaban al zoologico y a la cancha cuando se enfrentaban Estudiantes y Gimnasia. En sus recuerdos el parecía verse siempre chiquito abajo del viejo ex jugador de fútbol del que solía narrar sus pícaras memorias. A mi me divertía el mundo Miguel, con sus episodios de iniciacion con las drogas, no dejaba de tener algo de secreto e infantil tal vez como el mio, algo de Lazarillo de Tormes y de esa generación antimilitar-rockurbano. El llamaba la “D” generacion. Quizás porque necesitaba reconciliarme con todo aquel mundo que haber encontrado a Miguel fue el armisticio. Pero esa noche, presiento que algo cambio entre el y yo. Vi sus ojitos turbarse cuando Aleja vino hasta nosotros, nos saludó y mirándome a mi le dijo a él: “¡Qué bien qué estas Miguel! ¡Siempre tan dandy…!”. Miguel le respondió que ella era una diva, un encanto nacional. Y la llamaba Ava. Yo sentí el cumplido a Miguel como si Aleja hubiera mordido mi pecho desnudo. Horas más tarde recordaba todo ésto con tristeza, pensando en los senos firmes de esta Aleja que me volvía loco pero que sabía que necesitaba llevarla hasta un terreno más íntimo, para ganar seguridad, para poder proyectar algo mio. Porque sólo habíamos tenido sexo y a la larga a mi me daba ése mismo cínico rictus pero en el pene y todo eso me aburría y caminaba por los puentes de la ciudad nocturna, por las calles que todavia los turistas no pisan y es alli que encontraba los muebles, las lamparas, las cajas con libros, los televisores. Llevaba todo hasta casa con la esperanza de darle un sentido, una utilidad.
Fue asi que encontré a mi bicicleta inglesa, mi televisor y mi estanteria. Para esta misma época perdí el contacto con Miguel Ballio y a dos alumnos de español. Me mudé por cuarta vez, dejando ahora el departamento que pertencecia a mi “esposa” a una estudiante belga. La mudanza trajo cierta tranquilidad por un lado y la desesperación de conseguir un empleo en serio en lo inmediato, por el elevado costo del alquiler. Asi me arrastré hasta finales de año, otro año que comenzaba en invierno. Las cosas mejoraron con la llegada de un par de alumnos y así junté algo de dinero y de ánimo para volver a llamar a Aleja. Aleja estaba de gira por países escandinavos con su nuevo productor, un chico danés tres años menor que ella, alto, rubio y aburrido pero que la invitaria con champán antes de cada cena y la prodigaría con acertadas adulaciones artisticas. Aleja prometió llamarme. Esto me hizo pensar en renovar mi vestuario y al mismo tiempo me dio un alivio como si todo eso no fuera más que la oportunidad para activar por fin algo de mi vida.
Durante esta espera aparecio otra chica, una francesa de padres andaluces que del flamenco tenia solamente una camisa negra porque era rubia y tocaba el bajo eléctrico en un grupo de pop rock de Bretana. Con ella se duro algo mas que con Aleja, el tiempo necesario para no conocer ni a sus padres ni a sus ex, algo que conmigo ellas no conocían jamás.
Aproveché el envión de este nuevo traspié afectivo para pintar mi casa. Tomé el metro y mientras viajaba tuve la revelacion fundamental que mi bicicleta me habia salvado la vida. Debía arreglarla. No serian más que unos euros cambiar los frenos y la rueda trasera. Bajé en el centro con esa intención. Evité los íbridos bulevares con sus turistas que desfilan por un Paris que no es Paris, sino el Paris que ellos quieren ver, y es lo que el francés, el árabe, el paquistaní o cualquier otro oportunista le hace creer. Al pasar casualmente por la calle en que vivía Miguel me detuve. Dudé antes de tocarle el timbre. Sabia que a veces no contestaba aunque jamas saliera de su casa. Esto fue lo que paso, el timbre sono tres veces y yo comprendi que no tenia ganas de ver a nadie (igual, ¿quién otro lo visitaria?) o que realmente no estaba. La tercera opcion ni prefiero suponerla.
Claro que mi vestuario no tendria nada que ver con las desiciones de Aleja. Que después de todo si ella estaba con aquel vikingo seria por algo diferente al dinero que yo no podria ver o por el dinero y que al final de todo, Aleja no me convenia. Pensaba todo esto de diferentes maneras y mis amigos me repetian esta conclusion, pero las conclusiones poco tienen que ver con el presente. Al parecer si se es pobre y no se tiene sexo, hay que transformar a Paris en un templo zen. Preferi comenzar conmigo y empecé unos cursos de teatro de los que gratuitamente dictaba el municipio. Una de ésas noches, super borracho volviendo a pie hasta mi casa vi a Miguel esperando el colectivo en un esquina, estoico e individual como siempre. Enseguida adopté una actitud más austera. Pero él casi me desconoce. Me saludo con frialdad. ¿Seria por lo de Aleja? ¿Por haber abandonado su amistad? estaba raro. No soy de ésos que dicen una cosa por otra pero es cierto que con tanto tiempo afuera estoy cambiando. Y nunca me he sentido sucumbir ante el llamado “estar en falta con alguien”, por los amigos uno siempre juega lo que no tiene. Entonces le dije que lo llamaria en esos dias. Conviccion y buen entendimiento. Pero nunca volvi a llamarlo. Esa fue la última vez que vi a Miguel Ballio, una imagen de triste aislamiento y tomé el bus como quien se toma un vallium.
Aleja me llamó sin embargo una noche para contarme una triste noticia: que Miguel habia vuelto a la Argentina, que un amigo lo habia ido a buscar porque estaba muy deprimido y con delirio paranoico y que lo habian internado. Lo vivi sin sorpresa pero amigandome con mi vieja melancolía. Después olvidé todo aquello me puse a escribir una novela que transcurria entre varios paises y los personajes eran al final lo mismo, y los paises no eran mas que uno solo y yo no era ningun escritor mas que quién sabe. Tenia sexo cada tanto con la chica andaluza pero terminabamos fatal. Me importo un carajo cuando la andaluza me reventó el ordenador contra la pared, volvió con su ex y me dejó para siempre. Yo ya estaba en otra cosa y deleitaba mis noches caminando por calles desconocidas de la ciudad. Empecé a redefinir todo y rebauticé Grisel a la ciudad. Nada de esto lo guardé en secreto por miedo a que me pasara lo que le paso a Miguel supongo, y asi empezaron a llamarme de loco mis allegados. Seguí como pude con las clases de teatro dictadas por un profesor que no era gay y con varias colegialas que buscaban más una terapia de grupo que desarrollar talentos escénicos.
Volviendo de mi curso me topé con unos bultos sobre el cordón de la vereda. Seguí caminando, pero unos metros después volví. Encontré ropa vieja, unos libros sin interés y una valija rotosa que no quise abrir. Ningún preciado hallazgo salvo un roperito con puerta espejo contra la pared que si logró interesarme. Lo cargué hasta casa sin ninguna vergüenza (ya que se podía pensar lo contrario: que era yo quien intentaba deshacerse del mueble). Una vez en mi reducida intimidad, busqué un lugar para colocarlo. Ocupaba demasiado sitio en mi departamento. O tiraba el viejo placard o me quedaba con este. Decidí tirar a la calle el viejo. Me lo habia regalado la madre de la andaluza. Junto con el viejo ropero tiré sin darme cuenta varias revistas y dos camperas antinieve. Pero no quise volver a buscarlas a la calle. Tenia trabajo ahora redecorando el espacio con esta nueva adquisición. Noté que el color del ropero no tenía juego con el tapiz de la pared ni con la alfombrita marroqui. Entonces llené mi mochila de viajes con todo aquello, incluí la lámpara japonesa y el juego de sábanas que me habia regalado mi madre. Me quedé sentado en el piso un buen rato esforzándome en recordar qué día trabajaría esa semana. No podía ser ésa misma noche. Concluí que si el teléfono no sonaba no podía haber olvidado ninguna cita. Acalorado me saqué la remera, me tomé la botella de agua de la heladera y meti en una caja los libros que tenia en la estanteria. Obras completas de blabla, Iniciacion al corpuscristi, y la Práctica del Zen. No es cuestión de menospreciar nada pero la casa se veia mejor sin todo eso y sin la mesa de mierda que habia encontrado una tarde cerca de République. Además de eso se trataba, poner en funcionamiento lo aprendido. Fue sin nostalgia también cuando dejé en la calle los dos tatamis de paja de arroz japonés. Entré de nuevo a mi departamento, solamente el roperito nuevo en la soledad del salón y el futón parecían querer esconderse de mí. Para subir ese futón hasta el quinto piso (sin ascensor) me había ayudado un amigo. Pensé en el recurso de la ventana, pero era demasiado ancho y ademas abajo el patio estaba saturado ya por los cachivaches de los chinos. Lo saqué sin mas, por la puerta, tal como habia llegado a mi casa se despedia de mi suelo.
Una placentera fatiga me emboto los sentidos. Y con las paredes desnudas y sin nada en el suelo, nunca hubiese pensado que era tan grande el departamento. Ahora quedabamos yo y el roperito. ¿Qué cosa seria este extrano mueble, demasiado grande para ser comoda, muy chico para placard? Con dos cajones y en una de las desvencijadas puertas, un espejo. Cuando lo abrí, la puerta del espejo cedió un tanto y tuve que tomarla con una mano para que no venciera la bisagra y se viniera abajo.
“Tiré todo, tiro también el roperito” –dije mirándome al espejo. ¿Dije a quién? Mirándome, intentando borrar cualquier sentimiento, cualquier idea. Así estuve como una hora hasta que por fin el roperito decidió cargarme, con gran esfuerzo bajarme por las escaleras y dejarme en la calle.

domingo, 14 de octubre de 2007

¡Mirame!



SI no fuera por el mismo escepticísmo que me vuelve cínico ante cualquier manifestación espontánea, diría que Britney Spears hizo algo genial. Lo afirmo igual: Genial.

Antes y después. Y éste ¿ahora-qué? O "Soy-gorda-y-me-la-banco" Es como descubrir que la Barbie, en realidad, es horrible.

Todo espejo deforma. Entonces, ¿qué copiar?

Supongo que las razones ('sus razones') han de ser diferentes a la que arguyo aquí. Que el estado de conciencia pasará más por un "déjenme en paz, puedo ser horrible...", o "miren ahora, giles, ¡ja!" que querer redireccionar el rumbo estético-filosófico de los ensimismados consumidores.

Adolescencia de identidad.

Se esconden los patrones de la imagen a copiar. Original camuflaje y prueba de fuego para la identificación.

Será que la idea que yo tengo de mi mismo comienza a parecerse a la que tienen los otros. Ahi se produce una rebelión, tijeras o terrazas de altos edificios o nexotaniles. Pasarse de rosca, decir "eso yo no soy".

¿qué soy?

martes, 2 de octubre de 2007

F1 - Ayrton Senna vs Alain Prost - Battle Collection

El vértigo del ir hasta el final, sin freno con la muerte en la mochila. En la belleza no hay especulación posible. No hay otro camino. Aceleremos si la recta es aburrida. Tiremos curvas en este mundo de cagones.

martes, 4 de septiembre de 2007

Conciencia y deseo

1.La contradicción es falta de voluntad
(hablan Dostoievski, Yogi Ramacharaka y Carpenter)
.
Fedor Dostoievski: "uno de ésos hombres espontáneos, -el hombre real, normal- es el que obedece los deseos de su tierna madre, la naturaleza, que con tanto amor lo engendró en esta tierra. A los hombres como ésos, los envidio. Son estúpidos, no lo discutiré, pero de pronto un hombre normal tenga que ser estúpido ¿por qué habriamos de creer o no? Esa puede ser la gran belleza del asunto. Y lo que más me lleva a sospecharla es que si tomamos la antítesis del hombre normal, el hombre de conciencia madura que es producto de un tubo de ensayo antes que un hijo de la naturaleza (esto es casi misticismo mis amigos, pero tengo la impresión de que es verdad), descubrimos que ese hombre de tubo de ensayo se encuentra tan sometido por su opuesto, que se siente -con conciencia madura y todo lo demás- un ratón y no un hombre. En consecuencia, aunque sea un ratón de conciencia madura, es, sin embargo un ratón, en tanto que el otro es un hombre. Ya ven. Y lo que es más, por sí mismo se considera ratón; nadie le exige que lo haga. Este es un punto de extrema importancia.
(...) "El pobre ratón consigue encenagarse más profundamente a causa de sus interrogantes y sus dudas. Y cada interrogante hace nacer tantas otras preguntas también sin respuestas, que se forma un estanque fatal de fango pegajozo, surtido de las dudas y tormentos del ratón, así como de los escupitajos que les dirige el hombre práctico, que lo somete como un juez y dictador y que se rien de él hasta más no poder.
(...) "'¡Un momento! -le gritan a uno. ¿De qué se queja? Dos y dos son cuatro, señor.
La naturaleza no pide consejo. No le interesan sus preferencias ni si aprueba o no sus leyes. Hay que aceptarla tal como es. De tal manera que una pared es una pared, etc... (...)
"¡Cómo si una pared de esas pudiera incitarme a la resignación y producirme paz espiritual porque es lo mismo que dos y dos cuatro! ¿A qué grado de estupidez puede llegarse? "
(Contesta Yogi Ramacharaka)
"Renunciar a los frutos de la acción tiene por objeto evitar las ilusiones que a tantos engañan. Los hombres propenden a ligarse a la cosa que crean, o a las en las que actúan. Se hacen esclavos en lugar de amos. Se ligan a pasionales deseos que los guian por pantanosas sendas y rocosos vericuetos, para dejarlos por fin estropeados y rendidos.
"Estos deseos proceden de la naturaleza inferior, y aunque un tiempo fueron necesarios, el hombre evolucionado (de mayor conciencia) se sobrepone a ellos y no les teme, porque conoce su origen y reconoce la parte que empeñaron en su desnvolvimiento y en el de la humanidad, pero él los ha superado y no permite que lo avasallen por más tiempo.
Dice Carpenter:
Lenta y resueltamente como la mosca se limpia las patas
de la miel en que cayó prendida,
asi quita tú las partículas que empañan el brillo de tu mente,
vuelve en ti, contento de dar, pero sin pedir más a nadie;
En la tranquila luz de su esplendor que llena el universo,
el imperecedero e indestructible de las edades,
Reside, como tu puedes hacerlo, contento:
Cuando tu cuerpo, como necesariamente debe suceder algunas veces,
se vea combatido por los vientos de la pasión, no digas "yo deseo ésto o aquello";
Porque el yo nada desea ni teme a nada,
sino que es libre y en eterna gloria reside en un espacio sin tiempo y un tiempo sin espacio,
que el yo no quede atraído y enredado en el mundo de los pares opuestos,
del sufrimiento y de la muerte,
porque asi como la luz del faro cruza con increible rapidez sobre el mar
y la tierra, aunque su lámpara este quieta,
Asi nuestro cuerpo debe estar libre de deseos y en incesante movimiento en el mundo del sufrimiento, el Ser se realza y está fijo en el cielo,
pero aún cuando el deseo llama a la puerta,
coloca con dulzura una barrera que lo aparte de tu verdadero ser:
NO SEA QUE TE DESPEDACE".
fuentes: Dostoievski (Memorias del Subsuelo), Sri Ramacharaka y Carpenter (Filosofía yogi y ocultismo oriental)

¿De qué me quejo?


No vendrá en la mañana la blandura
del sol a mitigar mi encantamiento;
no vendrá a convertir lo que ahora siento
en vaguedades, rumias, en basura.
La noche y su liviana quemadura
(el tiempo de la noche es hondo y lento)
no dará con el hórrido esperpento
que habita en el confín de la cordura.
Hacia el alba un antiguo desencanto,
una necesidad de andar a prisa,
fatigará mi insomnio y seré el viejo
hombre que en otro tiempo quise tanto,
el que viste prejuicios y camisa
y repite sin fin: ¿de qué me quejo?
Pedro Kuy

lunes, 27 de agosto de 2007

¿Qué es el TAO?




1. El TAO no puede definirse.


2. El TAO es un conjunto de ideas agrupadas en un libro cuyo nombre en chino es TAO-TE-KING.


3. El TAO podría resumirse en esta ecuación: el uno se divide y se vuelve dos, el dos se une y se vuelve uno.
La filosofía china comienza con Lao Tse, que se aparta radicalmente del antromorfísmo de la religión. El cielo y la tierra no poseen ningún sentimiento humano de amor: los seres que hay en la tierra son como "perros de paja" destinados al sacrificio. (Antes de ser quemados se los tiraba a la procesión que los pisoteba)
Asi se comporta la naturalez con todos los seres vivientes. Mientras esta en auge encuentran la mesa de la vida puesta y todo preparado para que la utilicen. Pero cuando les llega la hora de ser tirados y pisotedos, el flujo de la vida los pasa por delante sin prestarles atención.
Lao Tse estaba libre de cualquier escepcticismo o pesimismo. No era el repentino luchador de la religión popular, sino que en su lugar traía algo que la sustituía, algo más alto y que llevaba más lejos. Reconocia en el vieja sabiduría del Libro de las transformaciones (I-Ching) que el ser humano no era producto de bendiciones estáticas o mecánicas. Conceptuaba la tierra en continuo cambio y transformación. Para él todo lo que existe esta destinado a morir, porque nacimiento y muerte son opuestos mas van unidos. Aunque todo lo que transcurre "se va", eso no será motivo para afirmar que "es en vano" ya que según el Libro de las transformaciones o I.Ching, cualquier transformación se efectúa siguiendo normas fijas. Esta vieja sabiduría también habla de que el mundo se basa en "los pares de opuestos": lo creador y lo creado, el uno y el dos, la luz y la oscuridad, lo positivo y lo negativo, lo masculino y lo femenino. Son aspectos de las fuerzas de los dos polos que traen los cambios y las transformaciones. Estas fuerzas están en continuo cambio. El uno se divide y se vuelve dos. El dos se une y se convierte en uno. El Creador y lo creado se unen y constituyen el mundo. Asi pues, dice Lao Tse, el uno produjo al dos, el dos produjo al tres, y el tres produjo a todas las cosas.
En el Libro de las transformaciones se dice que existe la línea noo dividida de lo creado.

Women In Art

¿cuántas mujeres hay en una misma mujer?

jueves, 23 de agosto de 2007

jueves, 2 de agosto de 2007

PASAJERA EN TRANCE


_____Al final no fue tan difícil. Como si con un organito hubiese sacado la melodía de la situación. Borrar un poco la primera fecha y que la boletería se coma el resto. Subió al barco también un pibe desconocido. Absolutamente desamparado.
_____Zarpar y proyectar las nuevas dimensiones con largas caminatas por todo el barco. A lo sumo se cruzaron dos veces pero sólo en la primera lo notaron ambos. Después el fue hasta la zona de la piscina, buscó una silla plástica e improvisó una sala de lectura. Pero de alguna manera pensaba en ella. Ella se creía desafiante sobre todo luego del episodio del billete. En otra ocasión él hubiese querido procurar un acercamiento concreto, pero un poco por el cansancio de tortuga de haber arrastrado la mochila tantos días o quizás por un desinterés general que se propagaba llegando a envolver hasta lo más bello. Sin dramatismos, se dijo y avanzó en el capítulo. Ella buscó que ponerse. Llegarían a Patras por la mañana y estaba fresco.
_____Nadie los esperaba pero iban a Grecia con la convicción de un invitado a una boda. Esta actitud se la devolvían en silencio a ellos mismos quizá para conciliar el sueño con más suavidad. Ambos habían sacado pasaje sin reserva y por eso se encontraban en cubierta, al resguardo de los bancos. Pero no pudieron dormir como cantidad de pasajeros que se apostaban en la zona de las tragamonedas o los pasillos de borda para fumar o mirar el mar en plena noche. Este fue el segundo cruce que tuvieron.
_____Al parecer ella tenía problemas con su peso. Vestía un pantalón suelto tipo vietnamita de graciosos colores y una camisa negra algo abierta. Era rubia, cabellos larguísimos que llegaban hasta la cola. El viento de cubierta hacía flamear sus pantalones dejando adivinar su delgadez. Puso su cigarrillo al abrigo y se dio fuego. No había luna y el cielo parecía un efecto cínico del mar. El se acercó con una pausada serie de pasos.
_____Pensó una cosa cualquiera para decirle pero se quedó callado. Ella había sacado una carta de un sobre y quemado sus bordes con el fuego de su encendedor. Después volvió a meterla en el sobre cerrando con la lengua los bordes.
_____Ella era española, se llamaba Ana. Hablaron del barco, de la necesidad de ir a cualquier parte que no fuese el mundo de siempre. Pero Grecia es hermoso, había dicho él y ella que da lo mismo, que haya mar azul o casas blancas con gatos negros en los techos turquesas. Un tío radicado en la soledad de una islita y un scooter para comprar vino casero en la otra playa harían la diferencia. El sin el mismo rumbo predestinado pero igual de aislado al mundo conocido. En las cuatro horas de viaje que quedaban tomaron la mitad de la botella de vodka que ella tenía en su bolso, jugaron a las cartas e improvisaron unas camas para echar el sueño que les quedaba. Pero había tanto fresco cuando el sol despuntaba allí cruzando el Adriático que el se se levantó y comprobó que Ana tampoco dormía. Ana rió encendió uno de sus cigarros y dijo algo así como que ni el sueño la perdonaba. El se sentó en el piso, a la altura de la cama y en un silencio largo como un puente la besó. Sin tiempo para nuevas aproximaciones, se escuchó el movimiento de la tripulación iniciando las tareas del descenso al puerto. Poco después las cadenas enormes como una boa desenrollándose hasta el fondo del mar, un sonido imborrable para aquel beso salino. _____Pero "extrañar" debe ser otra cosa, pensó recordándola días más tardes en la comodidad de aquella casita con los pastos demasiado crecidos y las celosías de madera desvencijadas por el sol y la sal. La piel estaba ahora estirada y roja, los pies forrados por durezas y alguna astilla en la mano por haber atravesado el monte sólo para ver el atardecer sobre los olivares al otro lado de la isla.
_____Al lado de una minúscula iglesia ortodoxa compró un diario en inglés que leyó con un café-frappé entre las manos. La astillita seguía allí entre el anular y el mayor, casi un anillo, el podría haberla sacado pero… El diario decía que una chica había intentado suicidarse en la isla de Yos y estaba internada en grave estado. ¿Sería Ana? Terminó el café de un trago y salió sin pagar la cuenta dirección a la casa. En la casita nada era más absurdo que intentar hacer nada. No tenía hambre, se había levantado muy tarde y esa misma noche llegaría la pareja que ocuparía la habitación de adelante. Fue en bicicleta hasta el pueblo por entre callecitas de adoquines y flores de azar. El pueblo: un conjunto de casuchas de cal edificado en terrazas con escaleras como esculpidas en la piedra. En un café unos músicos callejeros tocaban la canción de Zorba el griego, y a él le dio la misma asquerosa impresión que cuando escuchaba en Paris un acordeón repetir ‘Bésame mucho’.
_____Entró en un cibercafé. No pudo confirmar la noticia del diario de esa mañana. Las escuetas ediciones de internet de los periódicos omiten ciertas noticias y esta no fue la excepción. Le envió un mail bastante automático pero por supuesto, teniendo cuidado de cualquier acercamiento a aquel hecho. Ese día lo pasó a la orilla del mar, la arena negra de origen volcánica debajo de su piel como un acercamiento intimo a la esencia de este planeta. El calor del astro lo quemaba y hundía en reflexiones de profundo convencimiento sobre la absurdidad de todo. Pensó en Diógenes y en Alejandro, pensó en ella hasta dormirse. Se despertó con las lentillas de contacto casi pegadas a los ojos, se levantó con los codos y mirando el agua a lo lejos como queriendo fugar en algún velero perdido horizontalmente, como queriendo llegar atrás en el tiempo hasta aquel barco, y a aquellos dedos delicados quemando los bordes de una carta. Se dijo que no podía ser la misma chica. Esa noche en su casa vio las estrellas mientras fumaba y leyó hasta el sueño.
______Despertó sin café en un sol fustigante. Cuando sacó su bicicleta del fondo de la casa, huyeron dos lagartijas al abrigo de una laja. Volvió hasta el cibercafé del día anterior, el mismo chico le dio la misma maquina y él de tan apurado que estaba marcó tres veces mal el código secreto de su mail. Respondió. Ella decía que estaba bien, que leía Rimbaud al borde del mar. El se alivió y sin notarlo tarareó Dancing to the end of love, tal vez pensando más en el libro que en la canción de Cohen. Que le habían propuesto un viaje en velero hasta otra isla y que ojalá se volvieran a ver. El contestó que si, que justamente había planeado ir a donde ella estaba ahora y que cómo podría localizarla entonces. Esperó durante dos días su respuesta y nada. Las otras dos personas que habían llegado a su casa le habían hablado de una excursión "sauvage" por un volcán o unas sierras, dos días de marcha entre arbustos con olivas y asnos. A él que el francés lo fastidiaba un poco, tomó no obstante la palabra “sauvage” como un botón y dio el enter a un poema que pensó en enviar a Ana. De tanto que jugueteó con la idea, casi estuvo a punto de enviarlo y sintió vértigo. A la chica ni la conocía y no podía embarcarse en semejante locura, que perdería la tranquilidad buscada en ése viaje. Pero estaba en Grecia, y además ¿quién necesariamente buscaba paz por allí? Se despidió de la pareja francesa y esta vez pagó el ticket y el barco lo dejó en Syros. Ni bien se instaló en la minúscula posada fue hasta el internet. Ana no volvió a responderle. Esta isla no le gustó. De tanto que había caminado después de tener esa noticia pensó que hacía demasiado calor allí y decidió sin falta tomarse el barco para Atenas. Le quedaban todas las ruinas, Sintagma y Delfos. Pero apenas si fue a la ciudadela de mármol en lo alto del monte. Le gustaron las fotos con tonos anaranjadas del cayente sol viejo que tomó del encolumnado femenino del Erecteon al lado del Partenón. Todos esos rostros de mujeres perfilados de la cariátides ocupaban, como había murmurado un guía por ahí, lo que era el viejo templo destruido por los persas en tiempo de Jerjes. Le quedaba una noche y enseguida se vinieron el barco de vuelta a Italia y el tren hasta Paris.
_____Ya en el barco corrigió el poema que había escrito que se llamaba ‘Terrazas griegas al mar’. Se tocó el encendedor en el bolsillo pensando en esa misma situación antes en los dedos de ella y encendió un cigarrillo. En una parte del barco había una mini discoteca y el merodeando por los pasillos como un personaje de una película dio con el sitio. Música trance y varios frikies con anteojos de sol negros en los rincones. Se movió entre ellos como si fuesen flores de plástico y se divirtió quizá por tanto cansancio, quizá por evitar repetirse a si mismo. Salió a cubierta un momento para ver el cielo y el mar nocturno. Una chica muy joven entró tímidamente al pequeño baile. Viendo las perspectivas del presente no le quedó más recurso que (inevitablemente) pensar en el principio de su viaje, en que el mundo al final debe ser (inevitablemente) como uno de ésos cartones plegados en dos con una mancha en el medio que dan los psicólogos y no significan nada.
_____La chica salió a cubierta para fumar un cigarrillo y le pidió fuego. El sacó una sonrisa diferente, le regaló su encendedor y sin timidez le confesó que acababa de dejar de fumar.

lunes, 23 de julio de 2007

solitudine


Soledad, ¿por qué no hay otra cosa? Las relaciones, en general duran tan poco que esta invitada eternamente regresa y uno se pregunta si no será aconsejable de una vez por todas, acostumbrarse a éste efecto, sin sensación de ausencia ni de acto incompleto.
Es tan fuerte su presencia que como una gripe que nos persigue, vamos a los bares, entramos al metro, con la intima esperanza de querer hallar la cura, detener las reencarnaciones de este espíritu taciturno que merodea para perforar nuestra carrocería.
Taladra y siempre penetra, recordándonos cínicamente nuestra necesidad de penetrar. Hacia allí vamos. Poco dura el cine, la salida nocturna, el porro, la risa entre amigos, al viaje a la montaña. Me repiten que una íntima conexión con uno mismo desde el silencio, lo que habitualmente se llama meditación, cura. Pero es tan complicado para el pobre hombre moderno desestigmatizar su pertenencia a la vida conyugal, al viaje a dos que la identificación aplana el silencio con sus ganas de gritar. Se desnuda el deseo y más que nunca estamos expuestos.
Íntimamente sabemos que en cuanto se pose aquella hoja de parra sobre la espalda de este invencible caballero, la flecha penetrará confiriéndole nueva mortalidad, retornándolo al dominio del tiempo. Fue la sangre del dragón que había inmunizado. Así como Sigfrido y su bestia dragonesca, nuestro enemigo nos conoce, en esta relación perversa de torturador-torturado. La posibilidad de escapar se presenta a cada momento y de alguna manera nos da miedo. No podremos decir que estábamos completamente acostumbrados a la soledad pero si a no estar con alguien.
Por último es imposible afirmar cual de estas dos partes es la más difícil a sobrellevar. Me temo que ambas lo son y por desgracia, la que me tocó a mi no vierte su sangre, no me hace invulnerable todavía.

lunes, 16 de julio de 2007

Rimbaud (traducido)

SENSATION
(traducción m.v)
Por las tardes azules de verano,
picado por el trigo, pisaré la pradera.
Soñador, sentiré el frescor a mis pies.
Dejaré al viento bañar mi cabeza desnuda
No hablaré, no pensaré nada.
Pero el amor infinito me subirá al alma,
Y me iré lejos, bien lejos
como un bohemio por el campo,
feliz como con una mujer.

jueves, 12 de julio de 2007

Receta


Sólo dos filetes de merluza, medio zucchini, sólo una cebolla echalotte, dos papitas cortadas finas. Esperar. Pimienta, tomillo y un toque de vino blanco. Se puede agregar crem fresh y moscada al final. Esperar de nuevo.
Vivo solo.
foto: gentileza de jorge bayo

Charles Bukowhisky

"Apostrophes" programa literario francés de los 80’, un grupo de intelectuales hablando de todo y nada, con la presencia estelar de Bukowski. "Mi verdad la presento atractiva como una jovencita en minifaldas, ¿uién no estaría interesadoen conocerla? La verdad de los filósofos es verdadera, pero tan aburrida..." dijo al principio.
Suponemos que el whisky fue voluntariamente aceptado por la producción del programa, que de esa manera se evitaba un escándalo mayor, si obligaba a Buk a la abstinencia.
Al final, nuestro amigo intenta de un manotazo lo que toda la noche había estado preguntándose si aquel buen-hombre no llevara peluca en realidad.
nota: si no llegan con el francés, adelanten hasta minuto 2h18 (es regresivo)para ver el mágico desenlace. El viejo de la tapelu dice al final: "no habia que dejarlo beber" y el presentador responde"fue el quien trajo sus bebidas"

lunes, 9 de julio de 2007

esos chaparrones


En las represas de la Patagonia esperan el agua, no llueve y hay crisis energética. Aquí en Paris, es verano y no para de llover. He salido este mediodía para echar unos euros a mi heladera y regresando del supermercado, debí meterme bajo el abrigo del techo de un negocio cerrado. También llegó una chica de origen asiático, bastante mojada ya, como si viniese en el sentido de la lluvia. Eso mismo le pregunté y ella rió. Estaba de visita en Montmartre, quería ir hasta la parte de arriba donde están los retratistas. Normal. Me despedí y corrí hasta casa con las bolsas. Podría haberle hablado más, la situación era propicia para conocerla, pero supongo que no me gustó tanto o que estaba muerto de hambre porque ni bien llegué a casa tiré dos hamburguesas en la sartén. Comí escrutando por la ventana como aquel frente siniestro avanzaba hasta cubrir como un toldo negro nuestro barrio-colina. Llovía todavía con más intensidad: las gotas se estrellaban directamente contra los vidrios de las ventanas uniéndose a micro gotas ya existentes, bajando en slalom hasta desaparecer. En este pixelado cuadro transparente miraba yo el cielo hasta donde me permitían las recortadas formas de los edificios. Ningún augurio de cambio por el momento. Las penumbras habían ganado paso en la habitación y yo seguía inmóvil al costado de la ventana con el plato vacio en las manos juntas. Seguí el destino de dos o tres gotas hasta que mi vista quedó por fin reconcentrada, estrábica, entre el vidrio y el cielo. Es quizá, mi única forma de meditar, de volver a mi mismo. Lástima que un chaparrón semejante azote tan esporádicamente a éste seco confort.
nota: la foto viene de www.dialogica.com.ar/.../lluvia.jpg

sábado, 7 de julio de 2007

LONDON LONDON


Fernando y su mujer viven en Hackney. Alli inicié mi paseo hasta el Victoria Park. Continuando la Homerton street se llega hasta un canal que servía de nexo carbonero entre Manchester y la capital. Bajé hasta el borde del canal, "marsh", zona verde, natural donde cohabitan especies de aves y hasta zorros. Hay personajes que pasan en bicicletas con asientos y japonesas despistadas. Pasé un puente con una péniche abandonada y corroída e inmediatamente giré la cabeza para buscar un punto de refrencia pasado. Fue allí que pude leer en lo alto de una construcción fabril MATCHBOX Toys, desolado paraje, recuerdo de mis horas infantiles en el piso de casa. ¿Cómo no perderse?

Llegué sin embargo a uno de los gates del Victoria Park, sólo caminé hasta el mapa-cartel del lugar pero no me animé a penetrar más allá. Ladeé el park empujado por el nombre de una calle conocida imaginando poder llegar con la misma facilidad hasta el restorán argentino de la Broadway market street. Avancé lentamente, había viento y tarareé Time is on my side, pensando en la perenne cabellera de Jagger, en aquella vieja necesidad de controlar la angustia implacable del calendario.

London, prohibido fumar en los pubs, London, buses rojos eléctricos, London fiesta brasilera sorpresa.

Llegamos al dia del regreso, tomé el bus de eurolines, y pude dormir un poco. Esta vez no subimos a ningún ferry; cruzamos al continente por el eurotunnel. El bus entra en un vagón vacío que se transforma en un hermético pasillo de startrek. Permanecemos en el bus, sin poder ver nada. Sospechamos que estamos andando: el bus se mece, pero ya no hay sueño. Después campos de la France hasta Paris é finale de la giostra.
¡Lo olvidaba! Mis amigos me enviaron una foto de nuestra visita al meridiano de Greenwich. Punto cero. Todavía no sé lo que esta linea separa ni por qué crecen más rápido las uñas cuando hacemos un viaje.




sábado, 30 de junio de 2007

FAINA SHANDAN

Fabulosa emisión de los años 80' en el pais de la Coca Sarli. Estoy de acuerdo con las iniciativas artísticas y con apoyar a los jóvenes talentos nacionales. Esto no es más que una muestra. "¡Mucha amable Roberte!" http://www.youtube.com/watch?v=AfNm8tceL8M

miércoles, 30 de mayo de 2007

extreme trainsurfer


Terminé de resistirme al hecho de tirarme en la cama y cerrar los ojos esperando que el sueño me aplane. Mañana me levanto a las 7h15 para laburar en la escuela, esta noche cociné en el bar y por supuesto que no tengo ganas de dormir. Queriendo saber quién era esta tal Daniela Stucan, miss argentina oriunda de mis pagos (casi, de Ensenada de donde es Federico Luppi) me topé en youtube con un sugestivo título "extreme trainsurfer", se les recomiendo animadamente. Muchos condimentos dignos de novelar, de proyectar un antes, un después, el durante es extremo! Ok, ok, estoy de acuerdo... muy fuerte el final, pero creo que de éso se trata, no esperemos el diagnóstico del doctor!
http://www.youtube.com/watch?v=VZvm5H4F-aA
P.D- casi me olvido! también hay un tal surfing train que proviene del Gran Buenos Aires!! jaj
buenas noches

lunes, 21 de mayo de 2007

Otro viejo refrán

"La nuit porte conseil..." (sic)

jueves, 17 de mayo de 2007

voy rápido, no tengo prisa

Los franceses y los memoriosos recordarán la expresión atribuida a Napoleón que mientras su asistente lo vestia dijo: "Visteme despacio, estoy apurado". ¿Por qué guardamos frases tanto tiempo en nuestra memoria? ¿Guardamos para tener memoria? Si impera la lógica, si sobre todo gobierna el espíritu, hay cosas que no podemos volver a repetir...
Por favor queridos, amen a los hombres de baja estatura, no se burlen de los altos ni miren con desprecio a los debiluchos que este mundo es gobernado por los acomplejados.

miércoles, 9 de mayo de 2007

el principito


ésos son ritos ya olvidados
dijo el zorro al principito antes de
verlo transformarse en un rey ambicioso.

nunca tuve nada ahora tengo menos
maravillosa catastrofe donde solo
podemos hacer amigos.

las otras rosas son tan bonitas como ésta
pero nos encanta encantar
ando serpenteando naturaleza por las esquinas tristes y
el bar del desamparo donde cocino pan.


¿Y ésas que saben?
Si siempre estoy sediento.
Si no fuera el agua lo mejor que se inventó,
ya hubiese muerto por vos.

tantos microplanetas dando vueltas
que ya casi olvido el mío,
y empezar de nuevo.
mejor ser niño para crecer de una vez.
¿no sentíste lo mismo?

tanta agua en éste planeta y yo con sed.
mejor el desierto, mejor viajar.

si supiera domesticar hubiese empezado por mi
pero me encanta domesticar.
así soy, si soy así.
gracias, no, todavía tengo sed.

hagamos un pozo en medio de la arena
que ésos son ritos olvidados.

tan loco

Tan loco

Tan loco en casa nueva
compartiendo cigarro con un sol cautivo
que me juran igual esta.
Las canciones como los que pasan por abajo:
recordando pasados y fotos.
Pasan horas tubulares de instalaciones inciertas
y de la ciudad ya es tuya.

Buenas noticias desde el cielo:
salio el sol y ya se escondió.
Será porque pudiendo quedar embarazada
la luna prefirió brillar o
será que es esto lo que se eligió para uno.

(Si no me fallan los planes
volveran los días hermosos
y todo como antes que lloviera,
estare triste, triste otra vez y
correre por la playa como si fuese el viento).

Verdadero: prisión con las puertas abiertas,
pasan por abajo simulando estar despiertos,
pero el sol se encapricha en mezclarnos el animo
y reconozco a las voces ahora.
Aquí también las calles no tienen nombre.

Tan loco
buscando aquello que siempre busque.

(Me matan las horas pero no es tan tarde:
casi libre y sin apuro,
sin preguntar mas nada a la Creacion
Si no fuera de dia juraria que es la noche.

Tan loco y solitario
Ese atrevido malentendido de azares
y de aviones.
Tan loco pegando dudas debajo de las mesas

Tan loco hasta que llegue la noche
sentado aquí sin rivales

jueves, 5 de abril de 2007

viernes, 9 de marzo de 2007

Te amo (en realidad)

Te elegí a vos porque te vi mínima, frágil en tu rinconcito,
Absurda ante tanto mundo de los otros,
huésped quizá al auxilio de mis manos
Sin ser por un segundo lo que aspiran
quienes caminan erguidos.

Si sembré amistad fue para leer en cada amigo mi futuro,
Cada hermano el oráculo de ésta tibia arcilla carnal.
Ahora que hay prisa, ¿cómo atravesar la procesión?

En mi computadora “home” significa inicio, y entonces
la necesidad de escribir.
El adelgazante método con que cuentan mis días como tornillo del
absurdo interruptor No-Si.
La creación que no aburre es inventarse un dios,
pero el máximo viaje llegar al uno desnudo.

Si he cambiado de radio, no es porque no quiera escuchar más tu música.
Sólo me inspira la realidad.

Pero si la inspiración me viene e invade mi realidad,
El comando pasa ciego, a trasformarse y arriesgo ésa llave:
la oportunidad de escapar.

Me lleva éste sueño místico como en una espiral de contradicción
Donde el enemigo pasa a ser uno mismo antes de ver que “en realidad” es un espejo.
Un dios ya sin forma pero un ego genio-del-disfraz.

La religión es Re-evolucionar.
En éste amor creo.

Si compartimos, también creo.
Un solo árbol en la colina…
Todavía queda tanto corazón en el mundo quemando por ahí fuego
aquí y ahora presentes.

Aquí y ahora: presente,
Porque el futuro ya llegó.
Primero la realidad después la inspiración.
Por éso mi corazón se identifica con lo diminuto
y siento que amo cuando quemo un mundo de sombras.
La esperanza: Re-evolucionar.

Mucho peligro crear fanatismo sin crear, mejor pro-crear.
Los más justos que sigan hasta un c-real.

Demos juntos un paso ciego, al hospicio de mi mano,
Así Sin ser (por un segundo lo que otros aspiran y expiran):
Ningún cielo que no tenga mar.

Demos más bien un paseo,
Llevémonos de los dedos que esta nueva pantalla se llama realidad.

En realidad, tampoco uno alcanza a mentir.
En éste nuevo país las ideas van más rápido.
Por eso en realidad te amo.

viernes, 23 de febrero de 2007

Real 1: Dos panteras negras sueltas en Ezeiza


"Alerta por panteras negras que pasean por Ezeiza.
La gendarmería buscaba hoy a estos felinos que se comen su basura. Los ejemplares habrían escapado de un zoológico ya cerrado, que funcionaba en las cercanías y no tenía jaulas.
Fueron vistas merodeando en la localidad de Ezeiza, mientras los vecinos se mostraron asustados ante la presencia de estos felinos que se comen su basura. C. Santa María, un vecino del barrio privado "La Celia", zona residencial donde habitan unas cincuenta familias, denunció que las dos panteras andan sueltas cerca del Centro Atómico de Ezeiza, ante la Dirección de Fauna de la provincia de Buenos Aires. Los ejemplares habrían escapado de un zoológico ya cerrado, que funcionaba en las cercanías y que presumía de amplios espacios y de no tener ni rejas ni jaulas. "Tenían el tamaño de un perro grande: una estaba dentro del contenedor de la basura y la otra, comiendo de una bolsa de plástico", informó Carlos Hurego, jefe de mantenimiento del Centro Atómico, donde se divisaron las panteras. "Como el barrio privado no tiene servicio de recolección de basura, los residuos se acumulan en un contenedor en la entrada hasta que se los lleva la municipalidad", explicó Santa María. El Centro Atómico se encuentra en un terreno que es monte y estos felinos negros no se habían dejado ver hasta ahora, aunque "ver ciervos, bambis y zorros no es nada raro", recordó Santa María. Desde la aparición de las dos panteras, una colonia de vacaciones está planteando suspender el día de camping que tienen previsto a final de mes cerca del Centro Atómico".
Mortal. Salir a pasear con tu hijo y tu mujer. Llevarlos a los montes detrás de Ezeiza y de pronto notar que hay una horrible planta nuclear. Subir nuevamente al coche, dar una excusa convincente para un niño de cinco años y parar una legua más adelante. Volver a cargar los bártulos del picnic, llevar al nene de la mano con la pelota siempre unos tres metros adelante y de repente sentir una especie de ladrido detrás de los eucaliptus. Que "deben ser perros querida, de éstos perros cimarrones que andan por ahí". Tranquiliza lo improbable de un sólo ladrido en medio de una jauría y que el sandwich de tomate y jamón crudo esté tan bueno. Después de unas revolcadas en un improvisado arco, papá se cansa y entonces llegan las preguntas. "¿Cómo se llama ése árbol, papi?" "Se llama araucaria". "Y ése perro-negro-grande que esta arriba del auto?"

Real 2: La salud de nuestros hijos

EN Alemania, dos hermanos se aman y tienen cuatro hijos. Patrick, el novio-hermano deberá purgar una pena de diez meses por incesto…
“Se trata de un nuevo capítulo de la historia que conmueve a toda Alemania. Aunque son hermanos por padre y madre y se parecen mucho físicamente, Patrick S. y Susan K. no crecieron juntos. El fue dado en adopción cuando tenía cuatro años. En el 2000 se enteró de que era hijo adoptivo y empezó a buscar a sus padres biológicos. En octubre de ese año conoció a su madre y a su hermana, Susan, de quien se enamoró. La madre murió pocos meses después y Patrick se quedó a vivir con Susan en Zwenckau, un pueblo cerca de Leipzig, en el este de Alemania. En 2001 llegó Erik, el primer hijo de la pareja, con defectos genéticos. Susan tenía 17 años. En 2003, 2004 y 2005 vinieron Sarah (también con retraso mental), Nancy y Sofía, respectivamente. Los tres primeros fueron dados en guarda provisional a familias adoptivas. La última beba fue concebida unas semanas antes de que Patrick fuera encarcelado en octubre de 2004, para cumplir una condena de diez meses por incesto. Era la segunda sentencia, ya que antes había sido condenado por el mismo caso a libertad condicional. Actualmente, Patrick (quien se sometió a una vasectomía y ya no puede engendrar más hijos) y Susan se encuentran en libertad y viven juntos con su hija menor, Sofía, que tiene un año”(…) http://www.clarin.com/diario/2007/02/22/sociedad/s-03103.htm
De chicos, mi mamá solía bañarnos juntos, a mi y a mi hermana, supongo que para ahorrar tiempo... No somos tan parecidos por lo que si a mis padres se les hubiera ocurrido largarme en adopción (ahora se lo arrepienten) y si yo, tal como en la historia anterior hubiese investigado para caer en cuenta de quiénes eran mis padres originales, y que tal como en la historia alemana me hubiese enamorado de la mia sorella... ¡No, no! Nunca así. Preservativos querida mía!

jueves, 8 de febrero de 2007

Ser vago o careta en France



En Francia durante el colegio secundario hay que elegir un idioma alternativo al inglés. La opción se abre entre el español y el alemán. Por natural aproximación de raíces, la lengua latina tiene mucha mayor aceptación. Es más “sympa” como vulgarmente se define algo cool.
No obstante los alumnos más aplicados eligen la clase germana. Si preguntamos a las colegialas (el lector masculino apreciará una descripción en la que se incluyan jumpers y chupetines) con desgano nos responderán entre bocanadas de humo que sólo los “nules” o los “féniants” (holgazanes) optan por el castellano. Algunos sostienen a su vez que el alemán abre puertas laborales (pero en Germania siempre hizo frío)
Nadie quiere ser señalado y menos a esta edad. Ojo, si el primero de la clase no fuma es un gil.

miércoles, 31 de enero de 2007

La Pororoca

Mi amigo Nicolás Aramburu me envió este mail:
"la Pororoca es una ola que se da dos veces x año en la desembocadura del Amazonas: en equinoxio el río está muy bajo y el mar se le mete e invierte el sentido de la corriente, los nativos le temen a esta ola que destroza todo, sus canoas, sus cosechas. El domingo vi la peli que hicieron unos pibes q fueron a surfearla. fiebre, pirañas, el monólogo del surfer que quedó rengo en otra ola pero con respeto las sigue persiguiendo. todo a bordo de un catango que se adentra en lo desconocido. Y la ola es impresionante. penetra 40km y destruye las costas, mientras los pibes surfers saltan y saltan en el medio de un rio de kilometros de ancho. Gracias, señor, gracias x esta magia, dice uno cuando la ola ya se pierde en el horizonte de la camara. El rengo mira a los negritos y reflexiona: algun día ellos tambien van a surfear la pororoca, y sabrán de su bendición".
Estos surfers son actualmente lo que los cazadores africanos o los buscadores de oro de hace más de cien años. Pero es, indudablemente más poético, no hay instinto de posesión, la ola pasa y se acabó la aventura. Cuán más fiel a la realidad, esta que nos impone un continuado avance de días y de cielos, de rostros y de humores. Hay que seguir.
Por mi parte guardo otro souvenir cuando pienso en un río amazónico. Recuerdo en algún documental de biólogia que trataba de las "adaptaciones en la naturaleza", que no se explicaban como podían encontrar delfines en agua dulce. Pues en el Amazonas hay un delfin muy similar a los del Pacífico, y la causa es que hace millones de años el gran río sudamericano salía al Pacífico también y el delfín entró y cuando se cerró la salida, no tuvo más que adaptarse para sobrevivir a su nuevo habitat. ¿Será la Pororoca la viuda del Pacífico?
Creo que Nico supo bien interpretar la esencia de este blog.
buscá tu ola
M.
nota.-si buscás más info sobre la Pororoca podés linkear acá http://www.mannonnetwork.com/kronico/story_5597.php

martes, 30 de enero de 2007

Cuando tengo que escribir




Cuando tengo que escribir se me ocurren una infinidad de posibilidades de escape a esta necesidad. Con otras necesidades no pasa lo mismo, si quiero cagar, voy y descargo mis desperdicios corporales, si tengo hambre, puedo aguantar un poco, pero al rato me preparo cualquier cosa y problema resuelto. Será entonces otro tipo de necesidad esta de teclear o de garabatear letritas. Pero ya esta acá y lo que antes (en la caminata nocturna por la ciudad o al final de una película) se presentaba como un escenario poblado de posibilidades y entretenidas continuaciones no es más que un retortijón en el estómago, un antojo fugaz de abrir la heladera. Miro por la ventana, tomo un té, termino el té pensando en lo que vi por la ventana, simulo no recordar ninguna otra necesidad que la de acostarme temprano por una vez, regreso hasta la habitación en desorden fatal y ya está acá... Ahi la ventanita del blog me sugiere ciertos parajes: "motocicletas, vacaciones, otoño", nada de éso: Paris, autoexilio sin problemas políticos más que un escepticísmo derrotista a todo control. Y como si en ése desdén aventajado se tejiese cualquier futuro, vuelvo a mirar por la ventana lo desierto de Montmartre y sus luces, el molino allá arriba, más arriba que los edificios debiluchos que levantan cabeza hasta ser ignorados por el horizonte que sepulta todo más lejos que nada. Sé que hay un cursor titilando a la espera de una sentencia, que cuente la leyenda del molino o de aquel divorcio prematuro. Hay otras razones, que con una vueltita de tuerca más se volverían entretenidas continuaciones, decir por ejemplo, el cielo esta nublado y titilan las las tetas de mi vecina allá enfrente. Observar al Molino con los binoculares se me tornó, justamente, un torno sin sentido y en torno a ésto busqué en derredor algún detalle hasta que calé que mi vecina de enfrente trabajaba, ejem, de puta. Dada la proximidad con Pigalle confirmé mis sospechas. Por rápidas deducciones obtuve el piso, y su nombre por el buzón de la entrada del edificio pero no me animé a visitarla. Además viendo la concurrencia, seguramente no hubiese ni respondido, pensé yo la tarde que me mostré más decidido, tarde fría, olvidable como pocas si no fuese por esta nueva necesidad. Es acá que debería regresar a la compu y meter enseguida lo de la Leyenda del Moulin de la Galette. Contar que durante la ocupación cosaca, la zona de Montmartre se llamaba "Comuna de Paris", y era principalemente rural, con chacras y molinos. El nuestro fue inmortalizado por varios peintres (destacaremos a don Vincent) y está en lo alto de la colinita lateral del Sacre Coeur, sobre una rue aserpenteada y caprichosa. En fin, se ha escuchado que Napoleón cayó del caballo en una de sus incursiones y dictaminó que había que hacer una calle allí mismo, rue que adoptó tiempo después el nombre del general Lepic. Es en esta misma calle que lleva hasta el molino que vive mi vecina. Inútil pensar en si esta damicelle conoce el funesto origen del molino, "molino, molino...mm Moulin Rouge?" nos responderá. No le diré que un grupo de cosacos tuvieron trifulca con el molinero y uno de sus hijos, que acto seguido fueron masacrados y colgados en pedazos de las astas del mecanismo giratorio-tritura-trigo. Que la viuda, al llegar al pie del molino y guarecerse del horror inaudito, dicen que horneó la Galleta. La Galleta del Molino. Muy loca esa señora, como esta otra que ahora me muestra el culo al agacharse para buscar algo en un estante. Intento afinar un poco más el largavistas para no tener que imaginarme que lo que la vecina acaba de sacar de su estantería son galletas. Galletas... qué hambre me da todo ésto. Está bien, como nunca pude acostarme con una puta por motivos que desconozco, la jugaré de otra manera. Le voy a enviar una torta, sí, un pastel delicioso me parece ser el justo conciliador para casar estos mundos. Igual no entendería. Desde la ventana de mi salón veo un setenta por ciento su cocina y desde mi habitación, una porción de lo que será su habitación. Claro que esto último esta casi siempre bajo el albergue de las penumbras que una persiana americana semi cerrada guarece. Maldita.
Creo que me vió. Esta mañana cuando desayunaba con mi mate y mis binoculares a mano, le pegué una espiadita y me vió seguro. De nada sirve hacerse el "otro" voy a ir directamente y se acabó. Total no se puede asustar.
(Entré fácilmente dado que tenía el código de la puerta, después subí de a dos los escalones hasta el quinto piso, donde vivía la chica. Golpeo la puerta y espero)
-¿Quién es usted? -me pregunta una vieja horrible con el ceño fruncido. Me debo haber equivocado de piso, sin embargo sé que es ahi.
-Busco a la chica -digo con fingida firmeza.
-Ya no vive aquí, disculpe y cerró la puerta en mi naríz.
Vuelvo a casa desorientado. Subo las escaleras de mi edificio con un lento rítmo mecánico, sin gracia, como sabiendo la que me espera. Y es así: otra vez el desorden y un fondo de pantalla que retuerce lineas rectas y devuelve rombos y figuras: lo más creativo que mi computadora puede lograr esta noche. Voy hasta el salón, entra una luz tenue pero suficiente para revelar los binoculares al lado de la ventana. Enfrente todo esta mudo. Nada recuerda el cuerpo de mi vecina. Regreso a la habitación donde hay tantas cosas abandonadas y atravieso el lugar como un arqueólogo en un yacimiento prehistórico. Igualmente lógico ver el champú al lado de la chimenea como una taza de café en la ducha. No tengo reloj por miedo a las horas, no miro la hora por miedo a tomar consciencia de mis necesiadades. Pero se que es bien tarde, que la gente ya ha cenado, que estarán por emprender las actividades de reposo nocturno para encarar mañana sus misiones cotidianas.
Echo una mirada descuidada al molino con su pequeña formación de escuálidos edificios escalonándose, perdiendo pie, ahogándose. No quiero recurrir a los binoculares para comprobar que la chica tampoco cuelga en las astas ni escribir cualquier cosa para poder apagar mi computadora. ¿Qué hora será? Creo que aún no he comido...