Mi amigo Nicolás Aramburu me envió este mail:
"la Pororoca es una ola que se da dos veces x año en la desembocadura del Amazonas: en equinoxio el río está muy bajo y el mar se le mete e invierte el sentido de la corriente, los nativos le temen a esta ola que destroza todo, sus canoas, sus cosechas. El domingo vi la peli que hicieron unos pibes q fueron a surfearla. fiebre, pirañas, el monólogo del surfer que quedó rengo en otra ola pero con respeto las sigue persiguiendo. todo a bordo de un catango que se adentra en lo desconocido. Y la ola es impresionante. penetra 40km y destruye las costas, mientras los pibes surfers saltan y saltan en el medio de un rio de kilometros de ancho. Gracias, señor, gracias x esta magia, dice uno cuando la ola ya se pierde en el horizonte de la camara. El rengo mira a los negritos y reflexiona: algun día ellos tambien van a surfear la pororoca, y sabrán de su bendición".
"la Pororoca es una ola que se da dos veces x año en la desembocadura del Amazonas: en equinoxio el río está muy bajo y el mar se le mete e invierte el sentido de la corriente, los nativos le temen a esta ola que destroza todo, sus canoas, sus cosechas. El domingo vi la peli que hicieron unos pibes q fueron a surfearla. fiebre, pirañas, el monólogo del surfer que quedó rengo en otra ola pero con respeto las sigue persiguiendo. todo a bordo de un catango que se adentra en lo desconocido. Y la ola es impresionante. penetra 40km y destruye las costas, mientras los pibes surfers saltan y saltan en el medio de un rio de kilometros de ancho. Gracias, señor, gracias x esta magia, dice uno cuando la ola ya se pierde en el horizonte de la camara. El rengo mira a los negritos y reflexiona: algun día ellos tambien van a surfear la pororoca, y sabrán de su bendición".
Estos surfers son actualmente lo que los cazadores africanos o los buscadores de oro de hace más de cien años. Pero es, indudablemente más poético, no hay instinto de posesión, la ola pasa y se acabó la aventura. Cuán más fiel a la realidad, esta que nos impone un continuado avance de días y de cielos, de rostros y de humores. Hay que seguir.
Por mi parte guardo otro souvenir cuando pienso en un río amazónico. Recuerdo en algún documental de biólogia que trataba de las "adaptaciones en la naturaleza", que no se explicaban como podían encontrar delfines en agua dulce. Pues en el Amazonas hay un delfin muy similar a los del Pacífico, y la causa es que hace millones de años el gran río sudamericano salía al Pacífico también y el delfín entró y cuando se cerró la salida, no tuvo más que adaptarse para sobrevivir a su nuevo habitat. ¿Será la Pororoca la viuda del Pacífico?
Creo que Nico supo bien interpretar la esencia de este blog.
buscá tu ola
M.
nota.-si buscás más info sobre la Pororoca podés linkear acá http://www.mannonnetwork.com/kronico/story_5597.php
4 comentarios:
alguna vez, x respeto a la simitarra, preferí atender con la bata y la peluca. haces bien en sacarmela, la pelada es lo que hay
Un río con dos desembocaduras es imposible, la leyenda del delfín es falsa, como todas las leyendas.
El delfín ese debe descender de algún príncipe embrujado (o encantado) y convertido en tal animal. O tal vez de una infeliz y darwiniana mutatción en el seno del genoma pirañano. O tal vez de la cruza del caballo (otro animal leal al hombre) con una de esas tablas de Surf.
2) Surfear es imposible. Esta historia es falsa. Los videos que vemos en televisión son montajes tecnológicos y efectos especiales. Lo que se ve en las playas es producto de la insolación que (todos lo sabemos) facilita el delirio y la fantasía de las muchachas que durante la mañana estuvieron mirando Baywatch.
El comentario anterior es falso.
Me quedé pensando en el surfer que quedo rengo. Es el personaje que hay que seguir, para mi. Yo andaba en skate pero a los once abandoné cuando me corte la pierna con un árbol de podar -la herida abrió mi pierna y yo vi que los tendones estaban rodeados de carne y de tejido adiposo-. Cuando andaba en skate no tenia delante de mí el mito de los buscadores de oro, no había un Dorado de estos que se prestan tanto al humor. Es que aun no habitaba en mi el convencimiento elogiable pero insuficiente –porque aun hoy no surge en este corazón- de que hay un horizonte por trasvasar y de que ese horizonte hace presión bajo las olas o las ruedas.
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